Revista #1 - Locura | 18 marzo, 2017
Algunos comentarios acerca de la serie River
por Elías Adler

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I. Introducción.

John River es policía en la ciudad de Londres. Hace algunas semanas, mataron a Stevie, su compañera de trabajo, cuando salían de cenar en un restaurant. La Serie de televisión River, que fácilmente es posible encontrar en un conocido sitio web, describe la búsqueda implacable de John por aclarar el crimen que se ha cometido con la mujer con la que compartía muchas horas del día, diálogos y un afecto amoroso que él no reconocía o por lo pronto, no se animaba a dar pasos que profundizaran emocionalmente la relación.

Cuando me hablaron de la Serie River, que solo tiene seis capítulos, pensé que era “otra serie más” de suspenso, de detectives. Un thriller. Me habían dicho que era una serie de la BBC, con imágenes panorámicas de Londres, pero no del Londres que conocemos turísticamente sino del Londres más profundo, más invisible, de un Londres más gris de lo que lo vemos los que solo hemos visto el Big Ben y el Castillo de Windsor. Me habían transmitido también que John River sufría de alucinaciones de todo tipo mientras estaba en su casa o desempeñaba su trabajo. Cuando comencé a ver la Serie, me di cuenta que las alucinaciones eran la punta del iceberg. No es una serie más. Giros, contragiros y sorpresas que el espectador no espera, congregan la atención y surgen aspectos que resultan interesantes.

Quiero aclarar que habitualmente no busco series para ver. Veo las que me recomiendan y no todas. No podría ver todas. De las que veo, muchas me aburren y otras consiguen concitar mi atención hasta el último capítulo. Es más, de algunas espero con ilusión, la próxima temporada si es que tiene, próxima temporada. Obviamente, las series con las que me “engancho” tocan puntos de interés que conozco y otros que no.

II. Algunos elementos de la serie.

John River no es inglés. Migró al Reino Unido siendo un adolescente buscando a su madre, luego de la muerte de su abuela quien lo crió hasta los 14 años. Proviene de un país nórdico. Está cerca de los 60 años, vive solo, no tiene pareja, es directo en sus apreciaciones, y es de muy pocos amigos o no los tiene. Directo y concreto en sus apreciaciones hacia los demás, su rostro dice poco, no es expresivo, es frío, distante y su mirada mira hacia lugares que desconocemos. Lo que sabemos de su vida es anodino. Anodino como su nombre: John River.

Dentro de una atmósfera habitualmente cargada con tensiones y silencios, aparecen gestos y emociones, cuando alucina con diferentes personajes. Habitualmente los individuos con los que alucina, son sujetos que han fallecido en el curso de su trabajo. Hay un solo individuo con el que alucina que no pertenece a esa categoría: el Dr. Thomas Cream, un médico del siglo XIX que fue incriminado por asesinar mujeres y sobre el cual, John River está leyendo un libro. Con él se pelea en reiteradas oportunidades. Los  elementos afectivos aparecen particularmente cuando alucina con Stevie, su compañera asesinada. En la alucinación con ella, dialoga, la escucha, toma en cuenta lo que le dice, se ríe, canta, baila, parece divertirse. Hay momentos en la serie, donde John River teme que la alucinación con Stevie, desaparezca. No está de más saber que Stevie mientras vivía, acompañó a John en determinados momentos complicados y difíciles.

Muchas personas de su entorno se dan cuenta que alucina y suelen hacer alusión a su locura o no dicen nada. Los que no lo conocen, se muestran extrañados ante sus conductas. River no las llama alucinaciones, les dice “apariciones”, que desconozco si es la traducción adecuada del vocablo que él utiliza en inglés: “manifests”. En alguno de los capítulos, nos enteramos que las alucinaciones surgieron en la   temprana infancia y muchas veces se sentía menos solo y acompañado por las personas con las que alucinaba.

A través de la serie, sabemos que River ha estado en tratamiento psiquiátrico con medicamentos para el tratamiento de “depresiones profundas”. A partir del asesinato de Stevie, es conminado por sus superiores a consultar con una Psicóloga o Psiquiatra del Departamento de Policía. Luego de idas y venidas, consulta y ella se vuelve una referencia importante y es con ella con quien puede hablar de determinados aspectos afectivos de su presente y de su historia.

A lo largo de la serie, se tocan temas de neta actualidad como la situación de los inmigrantes, de la explotación de los mismos, la búsqueda por parte de ellos de un permiso de residencia en Inglaterra. La familia, el amor, el odio, el sufrimiento, la cárcel, la muerte, los duelos, son ítems que la serie transita. Pero la serie acapara la atención mediante su trama: las historias personales se van develando y surgen novedades que John no conocía. Comienza a darse cuenta de facetas silenciadas y misteriosas de Stevie, de verdades a medias y de secretos de ella, que serán esenciales en la dilucidación del crimen. Un aspecto de la Serie que por momentos resulta llamativo y atrapante es que muchas cosas importantes se muestran, se dan a entender pero nunca se explicitan totalmente.

III. Algunas impresiones e imágenes.

Hasta aquí, buena parte de lo que quiero contar de la serie. Sería absurdo, contar la historia con mayor detalle. Si bien hay muchos aspectos que uno podría abordar de la Serie, quisiera detenerme en uno que me ha resultado más llamativo. Ya en el primer capítulo, una cámara de seguridad de algún lugar cercano al sitio del asesinato de Stevie, aporta una película breve con las imágenes del crimen. Una segunda cámara de seguridad graba en los días previos a su asesinato, a Stevie mostrándose afectuosa, acariciando el rostro de un hombre.

Estas imágenes aparecen a lo largo de la serie, en forma repetida y constante.

En la primera película, Stevie está en la noche, en la mitad de una calle, luego de salir de la cena con John River. Aparece un auto, ella gira hacia el vehículo, se sonríe y desde el mismo auto le disparan a la cabeza. Se desploma y John River que estaba a pocos metros, pero tapado por una camioneta y sin poder ver la escena, corre hacia Stevie y la toma entre sus brazos. La película es en blanco y negro. No tiene sonido, más que el que le agrega el director de la serie. River la mira desde su computadora, en forma reiterada. Acerca la imagen, la aleja. La detiene, la vuelve a hacer andar. Muchas veces. Pone el foco en el auto desde el que disparan, pone el foco en el rostro de Stevie y en su sonrisa. En los primeros capítulos de la serie, ve la película, en varias oportunidades. En los últimos capítulos, se imagina la película una y “mil veces”. En el sentido estricto, la película de la cámara de seguridad es una de las escenas más explícitamente violenta: la cabeza de Stevie parece estallar con el disparo. La película le permite a River, descubrir elementos vitales para su investigación. Pero también quizás, para otras cosas.

De la segunda película, toma la imagen de Stevie abrazando al otro hombre, saca una copia en papel y mantiene la fotografía consigo. Otra vez, la imagen es relevante para la investigación del crimen, pero no solo para ello.

En el prólogo del libro de Roland Barthes, el autor Joaquim Sala-Sanahuja, pregunta: ¿Qué es lo que de esas imágenes produce un efecto específico en el observador, qué es lo particular, lo propio…?” (1)

Mariano Horensteinhablando de las fotografías señala que todas ellas, “…en tanto lúcido ejercicio de melancolía, pretende aislar y preservar un momento, fijarlo y extraerlo del curso del tiempo…” (4)

Tal vez podamos asemejar las fotografías con las imágenes de las cámaras de seguridad que se le proveen a River.

¿Qué efectos provocará en el personaje principal de la Serie?

Quizás River, en su  búsqueda desesperada por tolerar el dolor mental, intenta  lidiar con el vacío y con hacer más soportable la ausencia de su compañera y de sus pérdidas en general. Las películas de Stevie son imágenes antes de su muerte. Con las imágenes se conserva lo que fue su presencia. Se le ve viva. Las imágenes son un testimonio visual, una huella visual de su vitalidad. Repetir la película, apretar “play” todas las veces que se deseen para ver el tramo de película que se quiere, genera una cierta cuota de placer. La reiteración de las imágenes permiten sostenerla en la memoria y esto es importante porque las cosas se terminan. He ahí parte de lo traumático en la condición humana.

Podríamos pensar que las imágenes provocan en River, un dolor vívido, una aflicción intolerable, una angustia insidiosa y penetrante. Al decir de Georges Didi-Huberman, esas imágenes pueden producir un “efecto de desgarro” (2). Pero podemos afirmar que ni las películas de las cámaras de seguridad, ni las imágenes que pueblan su mente, lo paralizan o lo anestesian. Ni siquiera las alucinaciones, logran perderlo de su objetivo que es aclarar el crimen y por qué no, descubrir las facetas ominosas de la vida, los engaños y los autoengaños. River sigue pensando y accionando a pesar de todas las luchas con todos sus fantasmas. ¿Tiene algo de héroe moderno?

Por cierto que como psicoanalistas sabemos que no disponemos de un aparato mental suficientemente continente de todas las desgarraduras y suturas que la vida depara. Algunas emociones se pueden transformar y ser pensables, otras no.

Y aun siendo pensables. ¿Cómo puede tolerarse lo traumático que a su vez retumba en los traumas, la soledad y el desamparo de la propia historia? Tal vez hablando ante un interlocutor sentido como válido. Pero, ¿cómo puede decirse lo traumático?

¿A través de palabras? Difícil pero no imposible. Podría decirse a través de un semblante pautado por el sufrimiento, visualizado por una mirada experiente. Podría observarse la búsqueda del sujeto doliente, de refugios que lo aíslan de pérdidas y desarraigos, y lo mantienen distante del mundo de relación. Tal vez pueda decirse a partir de la evacuación del dolor en actos destructivos. Quizás crezcan los sentimientos hostiles y en alguno de los casos pueda aceptar la verdad de la hostilidad de la que ha podido ser receptor. Quizás o sin quizás, haya otras formas, de decir de lo traumático.

Volviendo a River y las imágenes. Ver las imágenes puede ser una forma de procesar lo que ha quedado internamente fijado. Las imágenes  impregnan la mente del espectador, dejan su impronta y toman diferentes sentidos. También las imágenes dependiendo del espectador, pueden iluminar un acontecimiento y abrir otras preguntas. Como ocurre en un análisis, sesión tras sesión, con lo que uno escucha y ve.

Bibliografía.

  1. Barthes, Roland. La cámara lúcida. (1980). Editorial Paidós. Buenos Aires. 2016.
  2. Didi-Huberman, Georges. Imágenes pese a todo. (2004). Editorial Paidós. Buenos Aires 2014.
  3. Didi-Huberman, Georges. Remontajes del tiempo padecido. (2010). Editorial Biblos. Buenos Aires. 2015.
  4. Horenstein, Mariano. Fotografía y psicoanálisis. Realidad y Ficción. En “Psicoanálisis en lengua menor”. Editorial Viento del fondo. Córdoba. Argentina. 2015.
  5. Khan, Masud. Locura y soledad. Entre la teoría y la práctica psicoanalítica. (1983). Lugar Editorial. Buenos Aires. 1991.
  6. Milmaniene, José. Clínica del texto. Editorial Biblos. Buenos Aires. 2002.
  7. Sontag, Susan. Sobre la fotografía. (1973). RandomHousePenguin Grupo Editorial. Buenos Aires. 2016.

Nota.

River es una serie británica, producida por BBC One y es posible verla por el sitio web Netflix. El creador es Abi Morgan. Su primera emisión fue en el año 2015. El papel protagónico es desempeñado por Stellan Skarsgard.

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