
Margarita Muñiz
Sigue inconclusa la carta sobre el escritorio
maremágnum de papel
entre mis manos nítida tinta negra
marea de viento y hojas secas…
empecé a escribirte en débil intento
de piadosa desmentida condenada al fracaso
sabiéndome cubierta de silencio y ausencia indeclinables
tal vez demore en retomar las líneas
más de lo esperable dadas las circunstancias
necesito poner en orden todos mis fantasmas
recupero el alma detrás de la ventana
miro los árboles helados bajo la brisa
me abismo en el sillón hasta ahogarme
mordiendo padeceres se atosiga mi alma
arrastro un dolor viejo siempre nuevo
del que vanamente intento desasirme
llevo esa loca mueca dibujada en mi boca
la tristeza adherida a mi cuerpo se expande
espesando el aire de la tarde en calma
me espanta desde los bordes epidérmicos
hasta las paredes tibias de las entrañas
obsesa esquivo los espejos vacíos
aterrada de escudriñar sin poder encontrarme
son tantas las heridas viejas sin sutura
las heridas nuevas abriéndose son tantas
resuenan estallan sus esquirlas
“son pocos pero son”
vallejianos versos en heráldica negrura
es que me duele tanto el dolor compañero
tanto y tanto me duele en este otoño malherido
sin Idea y sin Mario en ciudad tantriste
que me he vuelto laberinto
poblado de magnolias deshechas
ignorando la medida del amor que nos tuvimos
no se cuánto más demoraré esta carta sobre el escritorio
la memoria ha vuelto de su exilio susurrando ausencias
marea de viento y hojas secas
restañando mi costado izquierdo.
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