jacqueslacan

Esta precaria nota quiere alcanzar, así sea en paráfrasis, lo que Lacan aportó a estos temas en el Instituto francés de Milán, el 18 de diciembre de 1967.

Lacan da inicio al coloquio sostenido, profiriendo que mediante el psicoanálisis se hace campo a la experiencia, que es la realidad. Esta es planteada allí como absolutamente unívoca, a diferencia de otros discursos “que la enredan”

(…) -¿Qué hace que un psicoanalista sea freudiano? lanza Lacan esta pregunta. Y contesta que el análisis sigue siendo freudiano “en su conjunto” porque lo es en su eje.

El procedimiento excluye los mundos que se abren a una mutación de la conciencia, a una ascesis del conocimiento, a una efusividad comunicativa. Ni del lado de la naturaleza, ni del destino, el psicoanálisis no hace del procedimiento una hermenéutica, un conocimiento iluminador o transformador.

(…) El psicoanálisis juega por el contrario sobre la no preparación. Una regularidad casi burocrática, una laicización, una práctica sin idea de elevación.

(…) Lo que se espera de la sesión es justamente lo que el analista se rehúsa a esperar, a admitir, decía Theodore Reik: la sorpresa. Todo procedimiento de concentración excluye la asociación. Por eso la interpretación con la que  opera la mutación psicoanalítica recae precisamente sobre esta realidad a la que el significante recorta.  Lacan privilegia el neologismo de hiancia, que avala el vacío. Ello no está hecho en absoluto de acuerdo con una realidad que es dura, con la que no hay relación sino golpeándose contra ella; una realidad cuya mejor metáfora es lo sólido.

Los enfoques dicotómicos: primario, secundario, demuestran: el primero ser un factor de obstrucción, el segundo ser con lo que el analista realmente trabaja. Lo primario por su estructura solo funciona con un “todo o nada” de huella. Por esa razón, engañado en su captura, “regresa” a esa huella. La palabra “regresión” solo es adecuada para indicar la inversión de una fuerza, porque no tiene otra referencia. Se considera que la alucinación es su resultante en virtud de una relación de las más lejanas con sus formas clínicas y la insatisfacción psíquica es el saldo de la elaboración onírica que se reconstruye en relato.

(…) En resumen, en los esquemas freudianos  se aprecia mejor que el principio de placer cambió allí de valor.

Tanto la fórmula de “sensación, guía de vida”, parte de una inferencia poco fundamentada. Otro tanto el acudir a la articulación del estímulo con la respuesta (equivalente de la pareja sensorio-motriz) tampoco es concluyente. Mostraría, en fin, una adhesión a lo biológico. . Los signos de la percepción-conciencia Freud los pone fuera del circuito.

La idea de la pareja tensión-descarga es más flexible, sostiene Lacan. El cambio de valor del placer apunta a una sombra que nada puede capturar: no tanto que el organismo confunda allí a la sombra con la presa, sino que él mismo es presa de la sombra. (“Sombra de sueños es el hombre”, es sentencia de Píndaro). No olvidemos que lo que allí está en juego es el inconsciente.

Que a la fisiología de esa construcción-nada aprehensible en las funciones del organismo, ninguna localización de aparato en particular que responda actualmente- fuera de los tiempos del dormir (énfasis del transcriptor) ¿no es algo que dice mucho, si hay que suponerles a esos tiempos, una permanencia mítica fuera de su instancia efectiva?.

Llamemos a ese lugar de vacío, “ese lugar del Otro”, pues sin duda alguna hemos mostrado que es precisamente allí donde lo requiere el deseo. Es significativo que en Freud el deseo nunca se produzca más que con el nombre de Wunsch. Wunsch, wish es el anhelo Solo hay anhelo enunciado. El deseo solo está presente bajo la demanda. Si nada de lo que se articula en el dormir es admitido en el análisis sino a partir de su relato, ¿no supone esto acaso que la estructura del relato no sucumbe al dormir?

Esto define el campo de la interpretación analítica.

Bibliografía

Lacan, J.(2012).  Otros escritos. Paidós. Del psicoanálisis en sus relaciones con la realidad. Argentina

(continuará)