0A871D37-B1F1-4A45-ACEA-AE97BC4CA012

Cruce de palabras

Mariana Mantiñan

Intercambio con María Dodera, directora de “Rosa Luxemburgo, un cuerpo junto al río Spree”. Temporada 2019.

Seleccionamos cuatro parlamentos que nos resonaron del vasto texto de la obra -a modo de ejercicio analítico- y se los propusimos para que nos acerque sus propias resonancias, sus atravesamientos y asociaciones, las implicancias del trabajo con un texto, con los discursos, los cruces propios de las palabras.

 

– “mi arma es la palabra”

Si tomamos como premisa que: “la palabra no es el punto final del pensamiento sino el puntapié inicial del mismo”, tenemos a “la palabra” como generadora de pensamientos, articuladora de conceptos y creadora de los mismos. Por lo tanto “la palabra” es medular para la construcción de un discurso donde se elabora el marco conceptual del mismo, entendiéndose como “marco conceptual del discurso”, lo que se quiere expresar a través de la “palabra” y emitirse en varios niveles de la comunicación por poseer el concepto del discurso creado. Convengamos que “la palabra” adquiere status de arma poderosa. Es este el rol de la palabra en la pieza teatral “Rosa Luxemburgo, un cuerpo junto al río Spree”. De igual forma es para Rosa Luxemburgo: “mi arma es la palabra”.

Este aspecto de la “palabra como arma” Rosa Luxemburgo lo tiene en común con Simone de Beauvoir. Es de ahí que los discursos de los espectáculos “Rosa Luxemburgo, un cuerpo junto al río” y “Simone, Mujer Partida” coinciden en que el lenguaje o la matriz lingüística -como me gusta llamarle- son creadores de estados materiales a nivel teatral, de transiciones materiales que derivan en acciones y situaciones potentes en la escena. En estos dos ejemplos en la medida que estamos transitando un teatro de “texto” estamos transitando un teatro de estados con gran contundencia en la materialidad. Recordamos que el “teatro es asquerosamente material” Alberto Restuccia dixit.

En ambos espectáculos la palabra es creadora de conceptos de “asquerosa materialidad” que en la escena se transforma en estados y el actor juega con los estados y despierta un proceso fisicoquímico en su cuerpo que se plasma en acción contundente. Tenemos a la palabra como combate.

Tanto Rosa Luxemburgo como Simone de Beauvoir (en mi modo de ver), ambas a través de la palabra provocan estados de excitación, vehemencia que lleva a la acción a aquellos que son sus receptores. Es así la fuerza de sus clases, discursos, discusiones o artículos.

Los artículos de Rosa Luxemburgo tenían el poder de un arma y era con el uso de la misma que lograba adhesión y acción y una actitud revolucionaria. Vida y teatro, teatro y vida, están enlazados con una extraña verosimilitud como su trabajo _Vida y vida _trabajo.

Tanto Simone de Beauvoir como Rosa Luxemburgo, ambas dan una luz en diferentes ámbitos, con diferentes formas de manifestarse sobre el feminismo y la búsqueda de un mundo más amigable y solidario.

Me interesan muchos ambos discursos; de ahí que Rosa Luxemburgo completa un díptico que nos propusimos junto a la actriz Gabriela Iribarren.

 

De Rosa Luxemburgo nos interesaba su “palabra” que queremos invocar hoy, a los 100 años de haber sido asesinada por su propio partido, el Partido de la Socialdemocracia de Alemania, y aun así nunca perdió fuerzas para echar luz sobre el socialismo, crear junto a Karl Liebknecht y Leo Jogiches la Liga Espartaquista y seguir con pasión hasta sus últimos días. Cómo siendo una mujer, judía y renga pudo doctorarse en economía, brillar en el partido y trascender de su derrota.

Sus escritos conservan el poder que la caracterizó, poseen la actualidad que parece haber sido escrito para estos días: contra el militarismo, contra la guerra, contra los oportunistas; palabras y pensamiento que aún resuenan vivos hoy día.

Creo que Rosa Luxemburgo toma la “palabra como arma” y su “cuerpo como lanza”.

Ya desde el título de la obra “Rosa Luxemburgo, un cuerpo junto al río Spree” sabía que en este espectáculo no solo iba a tomar como arma la palabra. Iba a dar una impronta potente a su cuerpo.

Es su “cuerpo” dolido, manipulado, tirado a un río, su cuerpo puesto en su accionar, en el campo de la batalla que decidió dar. Ese cuerpo herido desde los cinco años de edad se volvió gigante para trascender y estar presente en cada frente y en todos los frentes. En libertad y prisión.

Palabras de Rosa Luxemburgo en la obra “Rosa Luxemburgo un cuerpo junto al río Spree”:

Rosa: Soy Rosa. La roja.

Mi cuerpo frágil, defectuoso, débil.

Mi arma es la palabra.

Cada línea escrita, cada palabra dicha, debe servir a una finalidad concreta para una acción.

Mi pasión es la vida.

Soy Rosa, la que fui golpeada y ejecutada.

Arrojada a un río de Berlín.

Mi lema es preparar las condiciones para la revolución socialista.

Dicho de otra forma, acabar con el orden social existente.

Por vía de la revolución.

Por todos los medios posibles.

 – “¿puede un pájaro herido tomar el cielo por asalto?”

Esta frase la leí en varios libros biográficos sobre Rosa Luxemburgo en el período de mi investigación y acopio de materiales sobre el tema a escribir. Esta frase fue dicha por Line Loweinsten; en su preocupación de madre viendo a su hija_ niña caminar con dificultad. Rosa la roja, mujer aguda, inquieta, ágil, curiosa, derrumbaba muros a pesar de su pierna herida y pronto para muchos; más que un pájaro herido se convirtió en una fuerte águila.

Lenin dijo sobre ella: “Suele suceder que las águilas vuelen más bajo que las gallinas, pero una gallina jamás puede remontar vuelo como un águila. Rosa Luxemburgo se equivocó pero a pesar de sus equivocaciones fue -y para nosotros sigue siendo- un águila”

 En la obra teatral “Rosa Luxemburgo, un cuerpo junto al río Spree”, dicha frase “¿puede un pájaro herido tomar el cielo por asalto?” se la pregunta Rosa a Leo en diferentes momentos de su relación. En nuestra obra esta frase fue utilizada para ficcionar momentos íntimos del vínculo “Rosa _Leo” como centro medular de la relación de ambos. Es de convenir que amén de representar Rosa Luxemburgo como personaje histórico, nos empecinamos en crear “nuestra Rosa Luxemburgo”; pasarla por nosotros como mujeres y hombres de este tiempo y con nuestra sensibilidad. En nuestra obra, la frese antes mencionada, Rosa se la pregunta a Leo en un momento que necesita su aprobación. Ella esta frágil y necesita de él.

Leo: … cuando preguntabas una y otra vez ¿Te acuerdas?: “¿Puede un pájaro herido tomar el cielo por asalto?” ¿Y yo que respondía?

Rosa: Te lo vuelvo a preguntar: ¿Puede un pájaro herido tomar el cielo por asalto?

Leo: Sí, seguro que sí.

Creo que es el hilo conductor de esa relación. Existe una codependencia de trabajo _vida y vida _ trabajo. Es el cóncavo y convexo de un existir. Me interesa, no solo dar discursos políticos e históricos de estos personajes sino mostrarlos en sus momentos íntimos, frágiles y contradictorios. Dar la sensación que estamos espiándolos a través del ojo de una cerradura. Creo que es ahí, donde estos personajes imponentes e icónicos se vuelven interesantes.

-“el amor es más peligroso que todas las batallas (…) está nevando amor político”

A cien años del asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. A cien años que sus cuerpos fueron manipulados, tiroteados y tirados a un canal de Berlín. Años en que en forma cíclica vimos que las injusticias, el hambre y las guerras siguen enfrentando trabajadores contra trabajadores, inocentes contra inocentes y años en que la barbarie domina el globo terráqueo; nos pareció que mostrar su amor por todo lo que a ella la rodeaba era la forma de mostrar su bravura y su fortaleza.  “El amor es más peligroso que todas las batallas”. “Está nevando amor político” le dice Rosa a Leo antes de pedirle que la bese. Esa frase se la dice minutos antes de pedirle que la bese como un “obrero”, como un “capitalista”, como si fuese “Marx”, “Engels” o “Danton”. Está nevando amor político como forma de congelar los besos de ese juego de una noche interminable donde discuten artículos y escritos para una posible publicación. Una escena de amor después del desamor, amor eterno y adolescente, puro e intenso, blanco y rojo. Si esa escena alguna vez sucedió así; no lo sabemos. Son las licencias que nos da el teatro para mentir e imaginar. Lo que si sabíamos que sería muy interesante para los personajes y para la obra entera: mostrar el amor de Rosa Luxemburgo hacia Leo Jogiches. Pero no sólo hacia Leo sino el amor por su profesión, por las demás especies, por el cosmos, su amor como otra forma de dar batalla, de hacer su revolución. Mostrar a Rosa como la más roja, empática, amorosa; como la mujer que toma su palabra como un arma.

 – “escuchen todos, hay que atreverse a ser un hereje”.

Esa frase está en voz de Karl Liebknechty, nos la dice a todos nosotros como forma de trascender el mero hecho teatral y acercar la distancia entre platea y escena, acercar la distancia entre ilusión y realidad. Nos la dice a nosotros tomándonos en un rol de chivo expiatorio, ubicando al espectador en el espejo de una sociedad adormilada, ganada por la burocracia y por todo aquello que es estático y ajeno. Nos lo grita a nosotros con los ojos ensangrentados para arrancarnos algo más que el silencio. Nos lo dice desde “su ser teatral” como forma de encontrar eco y asistencia; como forma de buscar razón de existir y de asentir que nuestro convivio de una hora cincuenta minutos que dura la obra, valió la pena el encuentro.

Karl: ¿Sabes qué? Escuchen todos, hay que atreverse a ser un hereje. No puedo sopesar, solo puedo arriesgar.

Y esa frase nos la decimos siempre que estamos por entrar a cualquier escenario tomando ese territorio de “la escena”, de “el arte” como territorio de libertad para arriesgar, para atrevernos a ser herejes.

María Dodera.

 

17, 18 y 25 de abril, y 8, 9, 15, 16, 22 y 23 de mayo, 20:30 hs.  Sala Zabala Muniz. Teatro Solís.

 

Dramaturgia: María Dodera, Rafael Massa, Gabriela Iribarren, Marcel García.

Dirección y puesta en escena: María Dodera

Elenco: Gabriela Iribarren, Gustavo Saffores, Gustavo Alonso.