prensa Netflix
El capitán Jefferson Kyle Kidd es veterano de la Guerra de Secesión de Estados Unidos, donde chocaron confederados contra sureños, estando en cuestión la lucha entre abolicionistas de la esclavitud y no abolicionistas. La cinta despliega su trama en el territorio de Texas, y sus comienzos muestran al capitán Kidd, a la sazón separado de su mujer, que vive en San Antonio. (Texas es otro “personaje” del guión, con su territorio inhóspito y sus distancias desérticas y peligrosas habitadas por indios kiowas y, en otro plano, por bandoleros; internarse en esas distancias se hace una verdadera odisea). El tercer personaje protagónico es Joana, una muchacha que anda errante entre ruinas, privada de su lengua materna, ¿proviene de ancestros alemanes o de la estadía que tuvo entre los indios kiowa?
Jefferson y Joana se verán obligados a reunirse y a prestarse ayuda. Lo que él va a emprender está en las antípodas de lo que habitualmente hace. El capitán Kidd recorre distintos ámbitos, su oficio es extractar de los periódicos, noticias variadas para ofrecerlas a numerosos auditores que esperan noticias de regiones cercanas y más allá, que lo informen y además que lo hagan con un plus de humor, que les resulte un informativo personal, (presencial, diríamos hoy) vívido y ameno. El lector Kyle cobra diez centavos por cabeza y tiene un auditorio numeroso porque sabe captar la avidez de escucha de su audiencia.
La bien tejida trama del guión colma el lado vacío del conflicto que aprieta al capitán, haciendo progresar el film. La decisión que toma Jefferson es auxiliar a Joana y llevarla a un lugar donde ha de estar segura en la lejana ciudad de Castroville, distante cientos de kilómetros, pero han de atravesar lugares peligrosos. Acecha a la pareja del capitán y la niña presencias ominosas y amistosas. El lazo protector de Kidd captó la orfandad de la pequeña, su abandono, después de atentado criminal que no está claro. No parecen haber sido los kiowas, quizá hayan sido bandidos. Lo cierto es que el bien hilvanado guión nos transmite la hostilidad, la desconfianza de la muchacha, las barreras de la lengua en esta singular pareja y hasta la sorpresa de una compañía que puede auxiliar a Jefferson, más de lo que él podía suponer.
El director británico Paul Greengrass [Trilogía Bourne, (2004) Vuelo 95 (2006)] nos muestra sabiamente la luminosidad de verdes praderas, estribaciones rocosas no exentas de escondites, el conjunto enriquecido por una fotografía, que da muy bien la escasa luz, cuando los primeros habitantes del nuevo lugar comienzan la jornada, o cuando se reúnen en locales, donde una población numerosa se ilumina con faroles de aceite, testimonio de los avances poblacionales sobre el desierto, donde el asentamiento, la convivencia, y las posibilidades de sobrevivencia, se anuncian en cada amanecer y en cada crepúsculo. Un contraste de claroscuros riquísimos, tanto entre los protagonistas, como entre los cambios retóricos, persuasivos y rápidos, veloces recursos a los que echa mano Kidd, para torcer la tendencia móvil de un grupo, que puede inclinarse, ora a un lado como a otro.
El film no abunda en acción ni en balaceras, no es un western estereotipado, sino que por el contrario, es un film de acción dramática, con hiatos de suspenso, violencia y júbilo, con dos labores protagónicas (Hanks, en la plenitud de sus dominios actorales, estrenándose en el primer western que el actor juega; y la joven Helen Zengel, de magnética personalidad en difícil personaje). (Alguien en Google aseveró con tino, que no solo es un buen western sino que es también un film sobre el periodismo).
“Noticias de un gran mundo”. Dir.: Paul Greengrass, con Tom Hanks, Helena Zengel.
(Para ver en Netflix)
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