Pluritemática - 14 febrero, 2020
Memorias de subterráneo coreano
por Juan Carlos Capo

parasite

El cine coreano nos ha deparado sorpresas favorables, convincentes tramas, actores que jugaban con suma corrección la construcción de personajes complicados. Esta es una película más que da fe de ese entusiasmo.

El film arrasó con la Palma de Oro en Cannes, y el Oscar en lengua extranjera, más el Oscar a la mejor película, como a la mejor dirección y el mejor guión, también Los fallos de la Academia de Hollywood no se caracterizan por su ponderación y lucidez. A prima facie el film impresiona con la historia de una familia de marginales, que viven de la vida ajena, ya sea para recargar un celular, rastreando la superficie de los techos de la vivienda subterránea donde viven, o negociando cajas vacías de pizza, que  devuelven usadas, a cambio de  pizza que aplaque el hambre en una Corea  terrible, desigual, inhóspita, lluviosa, inundable, y en una familia de marginales que hasta ahí,  miserablemente la van llevando (mal). Pero la ambición (o la lucha de clases) avanza como una serpiente voraz que aprieta con sus anillos  más y más. En los primeros tramos, el film trasunta una suerte de bonhomía con estos pequeños personajes perversos, ingeniosos, simpáticos.

Pero de a poco el hijo mayor, maestro vicariante, beneficiario de una suplencia que un amigo le dejó, toma el lugar de éste, y consigue con ayuda de su hermana no solo entrar a dar clase en casa  de gente muy rica; sino que además a ello hay que agregar la conquista de la hija de la casa, conseguir lugar de terapeuta de arte para el hijo pequeño del matrimonio, y así gira la rueda de la fortuna y se va colocando el resto de la familia por una envolvente maniobra seductora, que consigue el desalojo del chofer por el padre, de la ama de llaves por la madre, y el nido ajeno queda con elenco nuevo en un abrir y cerrar de ojos. Las cosas toman otro giro cuando una noche, estando los dueños afuera, y los invasores disfrutando en grande, sienten un llamado a la puerta, y es la expulsada ama de llaves, que les ha de revelar lo que esconde en el subterráneo de la casa. A partir de esta sorpresiva revelación, los acontecimientos se precipitan, emerge la violencia, no hay mediación y unificación posibles en el bando de usurpadores y desalojados. Este sería el rubro de protesta social que el film despliega en voluntad de pensamiento político correcto que no lleva adelante su cometido, porque la intención ortodoxa se hace  en  trama maniquea y veracidad ficcional no muy persuasivas. El mundo de los ricos suena como familia de  ciegos, repentinistas, opresores oprimidos y denota poco creíble su asentimiento ante el goce tramposo de los recién llegados. Es muy rápido como avalan aquellos a los invasores y como se deshacen de los antiguos empleados. Se puede ver inicialmente en el film  una  impregnación  shakespeareana,  en tanto la trama cumple con su cuota de  guignol, que la tiene (hacer el tonto, el payaso, el bufón, que sabe más de lo que muestra), pero hasta ahí, porque la tragedia no pone surtidores de sangre en los cuerpos, como este film sí lo hace.

Memorias de un subterráneo coreano  le cabría mejor como caracterización, en INTERNET mencionan “comedia negra y thriller”, lo que parece más adecuado. La masacre no se hace esperar y si bien los efectos del film son  tocantes, dramáticos,  y llaman a la reflexión, el film no deja de mostrarse confuso y desmañado, que prolonga su culminación y sigue agregando más sentidos que terminan por abrumar al espectador. La fiesta sangrienta en el jardín, con ricos y pobres disfrazados de pieles rojas es alegoría de la injusticia y del exterminio, la recuperación del hijo, luego de sufrir golpe violento en la cabeza, troca todo en  transformación milagrosa, el ser los mismos invasores ahora dueños de la casa, es una ensoñación de uno de los personajes,  el retorno a  la miseria y a la realidad llevan al duelo del padre y  prolongan el film con el resultado de una no demasiada convicción, ante un film que pinta sobrevaluado, a pesar de academias y  taquillas colmadas.

 

“Parasite”.  Corea del sur. 2019. Dir.: Bong Joon-Ho. Con: Song Kang ho, Cho Yeo yeong, Cho Wee-shik,.Park so dan.

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