Pluritemática - 16 diciembre, 2019
Relato de un mafioso
por Juan Carlos Capo


Martin Scorsese es uno de los directores de cine más aptos para abordar semejante asunto tan extendido y rapaz, tan cruel y humano, demasiado humano, al decir nietzscheano, como el juego macabro de la mafia, hecho de tantos sentidos y sinsentidos, de tanto amor y humanismo, como de vesanía criminal.

Las organizaciones mafiosas, abarcan distintos orígenes, rumbos y rubros: Italia, Irlanda, el fin del imperio soviético, y otras cercanías y lejanías. Ese conjunto fue un nido de águilas, que esparcieron los huevos embrionados. Un destino ítalo americano es en este film, el asunto principal, aunque “el irlandés”, puede alegorizar otros irlandeses, como el Clan de los Kennedy, que estuvieron complicados con la mafia, en más de un sentido.

La mafia se reserva el deporte, las barriadas pobres, las corporaciones sindicales..En esta trama se detiene en el retrato, en el paradero final  de Jimmy Hoffa, líder de los camioneros americanos en los sesenta: Hoffa partió con rumbo desconocido. Scorsese plantea una versión del  posible viaje que Hoffa hizo, o no hizo nunca. La mafia no podía más con él, aunque trabajaron juntos durante mucho tiempo. Los escenarios de la mafia son las salas de juego, los propicios callejones, las cantinas, donde se come comida italiana,  juegan cartas, cultivan la amistad entre sus fieles, algunos se enternecen con la ópera como Brian de Palma mostró a Al Capone en otro film. Son casi unánimes en su catolicismo venerado y blasfematorio; también  el film  hace un  breve apunte de la mafia judía.

El humanismo desasosegante de la mafia es como un golpe fuerte en las espaldas, “dado de atrás”, como dice una canción; después de rápidos disparos, el agua o el fuego aventarán las cenizas.

Scorsese, en tan fecunda carrera, ha puesto feliz término a realizaciones fílmicas que abordan el misticismo y las pulsiones de muerte ( Taxi driver, Toro salvaje, Buenos muchachos, Casino), porque navega en su sangre una inquietud tensa y creadora, en tema que lo atormenta y no solo como creador, como creyente religioso,  como ser humano que procede de Italia. (Este film no es un Viaje a Italia, goetheanamente hablando). Trata de los últimos días de Frank Sheeran: un plano secuencia abre el film en “casa de salud” y un envejecido De Niro, repasa su patética y oscura vida criminal  en flashes, en cortes que puntúan hacia adelante, hacia atrás, estacadas de su vida, para las que nunca obtuvo respuesta, la principal fue los puentes que no pudo tender hacia sus hijas que nunca se le acercaron, él las quería proteger, ellas le temían. Sordamente, el fin de la rememoración lo muestra petrificado por la artrosis que lo derriba, lo obliga a usar bastones canadienses, ir infructuosamente en pos de Peggy su hija menor. Frank se toma los últimos vinos, recorre los últimos recuerdos…

Scorsese ha demostrado en los films nombrados, a los que habría que sumarle este “Irlandés”, los cuatro  jugados  inmejorablemente por De Niro. Los escenarios tienen un aire familiar, “la familia” también se le llama a  la mafia, que sabe ejercer padrinazgo en la bendición que se le imparte a un recién nacido, donde la familia protege a ese hogar,  que recibe un nuevo miembro con destino conocido. La música acá no es la ópera sino el baion “Delicado” de Wladir Azevedo, y uno de los mambos de Dámaso Pérez Prado, reforzando una espectacular acción violenta.

En suma; una esotérica,  mórbida y opresiva atmósfera, donde se respira olor a sangre, a cloaca, a incienso, aromas de cantina, de comida barata, pegando el conjunto en explosiva mezcla.

En el elenco se destacan De Niro, Joe Pesci (Russell Buffalino), éste en relevante juego actoral no frecuentado por el actor, y Al Pacino, como un Jimmy Hoffa, que es derrocado y despojado de su imperio.

Es un film hermoso, atrapante, de captura hipnótica de tres horas y media, y se puede ver en sala grande, donde ir al cine es un ritual que libra al espectador de  verlo en el living de su casa, o cortado en episodios, como parece proyectar Netflix, quien produjo el film sin embargo. Nobleza obliga.

 

“El irlandés”. EEUU, 2019. Dir.: Martin Scorsese. Con: Robert De Niro, Joe Pesci, Al Pacino, Harvey Keitel.

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