Pluritemática - 9 julio, 2018
Agonía y escritura
por Juan Carlos Capo

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En pequeña ciudad marítima, cercana a Toulon, el servicio público ha encomendado a una novelista y profesora, Olivia (Marina Foix, nominada a Premio César de actuación), a formar un grupo de jóvenes oriundos de  La Ciotat, pueblo cercano a Marsella, que otrora tuvo  su puerto, su dock, su esplendor industrial, donde desde un cercano ayer zarpaban barcos, y donde hoy reina la inactividad, el silencio y el aburrimiento. ¿Qué mejor que un grupo de  jóvenes de la espinosa realidad francesa, y luego de las matanzas de Charlie Hebdo y Bataclan, puedan brindar un testimonio ficcional, una novela de su realidad cotidiana, y más aún, de la sociedad francesa de hoy? El taller que muestra el film es una consistente colección, en lo que refiere a su composición plural: el negro Bouba, los musulmanes Malika y  Fadi, la hacendosa Etienne, el desocupado Benjamin, el intemperante Antonio, Los citados personajes despliegan con sus intervenciones un  rico muestrario —no exento de dolor, desencanto, y picos dramáticos que las conversaciones ásperas y “calientes”, sostenidas en las movidas del taller, liberan— de política, etnias, religiones; que abarcan  un presente triste  de astillero abandonado, y más aún de los encrespados y enredados problemas de la sociedad francesa actual.

Los integrantes del taller se abocan a escribir, y surge el tema de hacerlo sobre la tradición del pueblo, sobre la construcción de yates para ricos, hoy, contrastando con las riquezas industriales del ayer. Surge de la imaginación de los muchachos, describir  un pueblo, un clima, una red de tensiones sociales, inventan una confrontación,22 un alzamiento armado, un crimen y un enigma a resolver. Casi todos están de acuerdo con el boceto de esa trama, excepto Antonio (Matthieu Lucci, muy bien) que no comulga con el espíritu del resto. Él con sus intervenciones “provocadoras”, tensa las relaciones en el grupo. Habla de las infiltraciones del yihadismo en muchos jóvenes, hijos de franceses convertidos, o incursiona in extenso sobre el mal primordial que anida en el corazón del hombre, porque el hombre mata al hombre, dice Antonio, y de ese misterio, de ese enigma irresuelto, Antonio habla de escribir sobre ese siniestro áspid, que anida en el corazón de cualquier ser humano. El estilo de imprecación verbal de Antonio levanta resistencias, y una mezcla de atracción, leve erotismo, aunque también de miedo invade a la eficiente conductora Olivia quien lleva adelante el bullente taller. Des úbito el film muestra a Antonio, quien frecuenta grupos que se reúnen por las noches, ellos pintan sus caras, se arman, hacen prácticas de tiro, quizá sean grupos de derecha. ¿“Me .has seguido”? le pregunta Antonio a Olivia. “No, solo te he visto en Facebook”, contesta ella, atemorizada, y teme que el joven pueda desatar una catástrofe, que comience con ella, y el espectador, identificado con Olivia, no puede no acompañar esos temores. ¿Estamos ante un candidato a yihadista, ante un joven fascista capaz de una matanza?

Desde esa trama sugerente, rica, apasionante, Laurent Cantet —conocido por un reconocible estilo de convicción, experiencia y amargas conclusiones que no extinguen un espíritu luchador y de esperanza, como lo demostrara en las premiadas “Recursos humanos, (2001); “Entre los muros” (2008) Palma de oro en Cannes; “Regreso a Ítaca” (2014) sobre Cuba, Leonardo Padura y testimonios varios— plantea las irresueltas honduras del arte de escribir y la persecución…como asimismo el desenlace que tiene el film.

“L’ atelier”. Francia, 2017. Dir.; Laurence Cantet. Con Marina Foix, Matthieu Lucci.

 

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