Pluritemática - 28 junio, 2021
El corredor del Minotauro
por Juan Carlos Capo

https://www.unprofesor.com/ciencias-sociales/mito-del-minotauro-resumen-corto-3084.html

Así se llamaba el escrito para publicar, desde mi FB anoche, y una mano inubicable e invisible me lo borró.

Son esas formaciones del inconsciente que con su movimiento de tornado, como un tornillo impetuoso avanzan arrasando todo a su paso y proceden a la destrucción.

Intento reconstruirlo:

«Ricardo le confesó al narrador que teme por las noches tener pesadillas, una pesadilla, en que recorre instalaciones parecidas a un establecimiento que podía asimilarse a un residencial de alienados o de ancianos, y recorre Ricardo, que era el soñante, incansablemente las instalaciones, tan familiares pero tan extrañas también, porque no estaban habitadas, pero como estaban dispuestos los ambientes, las mesas, la cocina, sugería que no debían estar lejos de ella las personas, pero lo cierto es que lo único que allí habitaba era el silencio.

El ambiente lo inquietaba y más lo inquietaba y más buscaba y terminaba desalentado por el interior de la casa del sueño. Ricardo le agregó al narrador que le evocaba un film visto en su infancia, que se trataba de una nave que iba al garete y desde el barco en que Ricardo estaba, (o desde la butaca en que veía la cinta) lanzaron un bote a explorar, en el bote se consiguió subir Ricardo y cuando llegan a la nave que se llamaba «María Celeste» resultaba que la nave estaba desierta. Solo se oía el ronroneo del mar, como un gran felino tranquilo; en ese momento, solo una vela, o un pedazo de tela en cubierta que hacía flap, flap, flap, más alguna cosa rodante, que iba y volvía y golpeaba, con un ruido monótono que acentuaba el silencio y la infinita soledad del mar.

Ese film estaba inspirado en un hecho que ocurrió y a Ricardo lo había impresionado y le había servido para articularlo con sus sueños de angustia. Sueños conocidos, repetidos y en la vigilia agregó que ir por los corredores de la casa deshabitada y silenciosa, con una mesa puesta y encima platos con una especie de puré verde, y que cuando intentó levantar uno de ellos, no pudo, tanto era su peso, como si el plato que era de loza inglesa tuviera un armazón de fierro escondido. Al ir por los corredores temía encontrarse con el Minotauro y eso acentuaba su malestar y hacía temerario recorrer la casa sin tener a mano algún medio para defenderse.

“Esto es lo que pude rescatar de lo borrado por la mano invisible; otro detalle era que en   el barco fantasma también había platos de comida recién servidos, porque comprobaron los tripulantes que subieron que la comida aún estaba tibia”.

 

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