Revista #3 - Desamparo | 4 octubre, 2018
Kassandra, el desamparo de las periferias
por Natalia Mirza, Roxana Blanco

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Kassandra es un monólogo de Sergio Blanco, dirigido por Gabriel Calderón y actuado por Roxana Blanco, hermana del autor.

Se ha representado en distintas whiskerías de la ciudad, así como en el escenario alternativo, convertido en bar, de la Sala Tractatus, en el 2017.

Brevemente, podríamos decir que en la obra Kassandra es una extranjera que habla un inglés precario (puesto que tampoco es su lengua), y que “sobrevive” (como dice el autor) prostituyéndose y vendiendo productos de contrabando en el “bajo” de una ciudad actual.

El espectáculo es el relato y la escenificación de fragmentos de su historia y circunstancias actuales, las cuales, a su vez, se superponen y coexisten sin contradicción con las del mito griego Casandra.

47’

Marlboro… Marlboro… Marlboro… Four dollars… Dou you smoke?… No?… Why?… Why you not smoking?… Yes… You!… Why?… Three… Three dollars… For you three dollars… That’s ok?… You are my friend… It’s a good price…You are my friend… You understand?… I’m sorry… Sorry… I’m not speak Spanish… I’m very sorry… I can’t speak your idiom… Only… Very, very small… Hombre… Casa… Sexo… Dinero… Caro muy caro… I’m sorry… It’s not ok… It’s very difficulty for me… But I speak English…  Little English… bad English, but you understand me…   

Kassandra es un personaje extraño, que inquieta tanto por su presentación –entre bizarra y provocativa– como por la forma de acercarse con familiaridad al público, violentando la distancia pactada por la barrera de la ficción.  Alguien “excesivamente maquillado” que se viste con artículos ostensiblemente falsos de marcas caras. Una extranjera proveniente de algún lugar, ¿de Europa del Este? como parece develar la K de su nombre o su acento al hablar, que marca con fuerza las “r”, en un idioma que no es ni el suyo ni el de nadie, porque tiene la connotación impersonal y universal de un inglés precario y mal conjugado . Pero Kassandra es más que eso.

50’

My name is Kassandra… Kassandra… You understand?… Nombre… My nombreIt’s ok?… Kassandra… You know?… You know Kassandra?… Really?… The Trojan girl… Yes… Troy… Ilion… The war… The horse… The Big hours… And Menelaus… Helen… Agamemnon… Clytemnestra… You know?… You know Clytemnestra?… Ok… Very, very complicated woman!… Very complication!… Oh!… I’m not love Clytemnestra… And you know Hector, Priam, Hecuba, Paris?… Really?… That’s ok!… I’m happy… Very, very happy… You know my family!…

Es la hija de Príamo y Hécuba –reyes de la desaparecida TroyaY efectivamente, en el relato se entrecruzan, en intertextualidad móvil, junto a las anécdotas de sus experiencias en la ciudad actual, junto a los relatos acerca de los clientes y sus gustos personales, los recuerdos de la adorada Troya, de sus queridos padres y del amado Héctor, su hermano.

30’

I will tell you a secre… Hector is my amorous boy… You understand?… Hector and me… Love… Lov… Sexuality relation… You understand?… Hector and me make love… Sex… Very, very intense sex… I know… My brother…prohibitio… No correct… Incest… But I love him…

Nos adentramos así en los territorios de su amor incestuoso, como si se tratara de una contracara de Edipo, en la que amor y sexualidad podrían no tener frenos y el placer no necesitara reducirse a lo “correcto”.

Sin embargo, como princesa troyana de la mitología griega, Casandra, sacerdotisa de Apolo, amada y bendecida primero, es luego castigada por él.  Y la pena es homóloga a la de Edipo, puesto que si aquel se condenó a sí mismo a la ceguera (y por su ceguera), Casandra será condenada a otra forma de ceguera, la de ver sin poder decir. Sus visiones no serán tenidas en cuenta y será desautorizada su palabra de “loca”, incluyendo la que anticipa la caída de Troya, la muerte del rey Agamenón y la suya propia en manos de Clitemnestra, luego de haber sido llevada cautiva a Argos.

Como personaje en las tragedias de Homero, Virgilio, Esquilo, Sófocles y Eurípides, en particular en Las Troyanas, de este último, Casandra tiene un lugar de relativa importancia, pero que no llega a ser central. Eso es justamente lo que Kassandra personaje dramatúrgico, ahora sí como protagonista absoluta, se lamenta y reclama: el no tener una tragedia propia.

55’

… I’m not crazy… But I’m not crazy… Everybody speak: Kassandra is crazy… Crazy woman… Dangerous girl… But is not true…I think  Aeschylus and Euripides is stupid… I’ sorry… The plays is good… Very, very good quality… I love the Greek tragedy… But the history it’s no true… And I think Aeschylus and Euripides and Sophocles too it’s no just with me… No… Because his writing plays all woman: Antigone, Electra, Andromache, Medea, Hecuba, Helen, Iphigenia… But  nobody  writing the play for me… No… No play Kassandra…Nobody writh kassandra play  No… Only de very, very little personage in the play… Very crazy… Hysteric…  FUCK!!!!, sorry, I don´t love Euripides …

Mientras va relatando la historia de su familia y describiendo a los distintos integrantes de la misma, ilustra la situación con fotos de una revista de actualidad, en condensación de personajes y superposición de tiempos, de lo antiguo en lo actual. Nos cuenta así de su afición adolescente –y ya supuestamente superada– a drogas de todo tipo, de sus innumerables amantes y su gusto por el sexo, de su fanatismo por el grupo musical ABBA y el Manchester United, de su adoración por Bugs Bunny. Vuelve la alternancia, ahora también entre la crudeza de una historia personal difícil y de tristezas y la alegría e ingenuidad –hasta puerilidad– de ciertos disfrutes. El recorrido no es lineal, los tiempos se alternan o entreveran, las situaciones y recuerdos también… La resonancia es la de la escena analítica, el escenario lleva la impronta de la sexualidad infantil y los recuerdos encubridores, la asociación es libre y la escucha/mirada del espectador se deja impactar por la resonancia de las marcas significantes.

Finalmente, y en otra vuelta de complejidad, Kassandra tampoco es lo que parece…

44’

I’m sorry… I’m not a woman… You understand now?… I’m not a girl… No… I’m a boy… I born boy… But after… I transformed my body… And now I’m Kassandra… It’s ok?… You understand?… And my family accepted my new body… My mother… My father… My brothers ands sisters… All family… My father ask for me: why you want to be a women?… And I told: because… The first day a was a girl, my mother cry a lot… My boy… My boy… Where’s my boy?… And I told: mother I’m here… I’m an other but I’m the same…

Es un hombre, una mujer, un travesti… ¿un/una trans? Alguien que habita la difícil zona de un género impugnado, transformado. Pero si para la Kassandra troyana, en la agudeza del dramaturgo, ser mujer en cuerpo de hombre parece ser una decisión, una elección para una alternativa posible y hasta disfrutable, en una sexualidad que sólo parece tocar un límite en la imposibilidad de tener hijos, la Kassandra urbana trae, por el contrario, su contracara dolorosa:

16’

Do you like my body?…I’m not operated… No… Yes… Not chirurgical operation… Not possible… I wanted… But very, very expensive… Yes…Money, money, money… Not possible for me Very, very expensive…

que la muestra prisionero/a de un cuerpo con el que no se siente a gusto, pero que tampoco puede ignorar.  El tope del real del cuerpo y de la construcción, entre cultural, anatómica y performativa de un género, se redimensiona también allí por la pobreza que la condena a ser la prostituta trans actual, enfrentando la sordidez y los peligros de la noche en ciudades desconocidas y ajenas, periplos que finalmente conducen a su propia muerte.

56’

je n’aime pas Monsieur Flaubert …He is a client, a  French client… Yes… He’s French… He’s very, very pig… Yes… He like hit me… Yes… Very pig… He like violent sex… Yes… He’s little violent… But it’s ok because he pay very good… And I’m need Monsieur Flaubert… Yes… I’m need money… Cash… For eating, sleeping, smoking… For life… I not love the money but I’ need… For me and for my sisters… Yes for all my sister in the world… I pass the money for my sisters in Filipinas, Zagreb, Europe, South America, New Mexico, Magreb, United State, Iraq… I help my sisters… And my sister helps me… I’ need money, money, money, money, money, money, money, money, money… Yes… I’ need Monsieur Flaubert… I’ need working… Working with my body…

La condensación de situaciones, a la vez que ahonda en el sufrimiento personal, viene a poner en escena el dolor global.  La violencia inherente al atravesamiento por las construcciones de género y lo sexual en cada sujeto singular, la miseria y la marginalidad de las historias mínimas, repica en otras violencias colectivas, en las que la dialéctica amo y esclavo se juegan en la vulnerabilidad extrema de poblaciones enteras enfrentadas a los horrores de la persecución, la guerra y la matanza indiscriminada.  Migraciones obligadas, de los que tienen que huir de ciudades devastadas y bombardeadas, de los que retornan desde las colonias expropiadas, saqueadas y ultrajadas, sólo para ser nuevamente expulsados por las potencias, empujados a la marginalidad y la desolación.  De los que son aplastados y vendidos, usados o reducidos a una masa anónima migrante que flota por los mares mortales sin puerto donde desembarcar.

El mito articula lo singular y lo íntimo con la dimensión universal que trasciende contextos personales, geográficos y temporales.  Para nosotros, psicoanalistas, se podría hacer de Casandra un modelo para pensar un saber que no es posible escuchar. Un saber inconsciente que necesita ignorarse, conjurarse, negarse, excluirse. Un saber loco, que habla de sexualidad y de muerte en la forma de una lengua deformada y críptica, como ese inglés mal armado y que renguea, o como los aforismos extraños y visionarios. Decires para ser interpretados; caballo de Troya que trae en sus entrañas una verdad que no se puede oír o mirar de frente, salvo a riesgo de enloquecer también. Casandra habla y enmudece en cada uno de nosotros esta verdad, en cada sueño, cada lapsus, cada acto fallido, cada forma de deseo, de goce o de restricción.

60’

I think my body it’s ok… I’m not a really women but I look like a girl… My hands… My hair… My movements… I thing… I’m not a women, I’m not a boy, I Kassandra… Maybe One day I will  be a women… I not lost the hope… tomorrow will be better… tomorrow is another day… This is my philosophy… not today… Tomorrow… In the life is very important the optimism… Sometimes the life is very difficulty… Yes… And is very important the hope in the future… My life is very tragic… The war… The death… The death of my mother… The destruction of my city… The travel in the world… Clytemnestra… My death… Violent death… very tragic… A very tragedy… But I’ have the hope in the future…

La construcción ficcional que propone el dramaturgo redobla la potencia del mito y pone en escena también la multiplicidad de la dimensión subjetiva. Kassandra es una y es tantas. “El sujeto no se aprehende a sí mismo, el sujeto es nadie”, dice Lacan de un modo que convoca especialmente lo que sucede en relación al personaje teatral. “Está descompuesto, fragmentado, se bloquea, es aspirado por la imagen, a la vez engañosa y realizada del otro o también por su propia imagen especular” (1988:88). Kassandra es múltiple: es la mujer/hombre contemporánea/o y la de la antigüedad; la real, la del mito y la ficcional de un personaje interpretado por una actriz que es también, al igual que ese personaje, alguien marcado por su hermano, el autor…

Kassandra actualiza así la tragedia nuestra de cada día. En el personaje, también como en el sueño, conviven sin contradicción lo arcaico y lo presente, la razón y la locura, lo permitido y lo prohibido los amores incestuosos que hacen vivir y morir, las marcas del otro que se inscriben en el cuerpo y conservan la vigencia propia de los nudos inconscientes de lo humano.

60’

the first night in the palace, Clytemnestra kill Agamemnon and after she kill me…  She kill me…And after she kill me , she cut my body… Yes… She Disfigured me…Aeschylus and Euripides doesn´t  writh it … because In the theatre Greek theatre  the show of  violence it’s no authorized… Censure… Prohibition… the show the violence is no good… In the Greak theatre, No crime in direct… No murder… No blood…  But me, I can tell you the true…For me no censure… No interdiction… I free… I free woman and I tell you the true…me I can to show the violence… Me I can show the blood… Listen to me… Clytemnestra kill me in the very heavy violence… Ok?… You understand?… And now you are looking my cicatrices…

Kassandra carga sobre sí el deseo de los que la amaron y las cicatrices de su propia muerte que, por supuesto, en la temporalidad del a posteriori, ya aconteció.  La violencia del crimen, la penetración asesina del cuchillo y el ultraje de un cuerpo consumido por un fuego apasionado nos hablan de amores y odios asesinos que vengan en ella otras muertes, otros amores y otros odios. “Una muerte cruenta que, poniendo en marcha todo un ciclo de homicidios, venga la humillación de su estirpe” (Loraux, p.71, 1989)

Hacia el final de la obra, la sombra de una amenaza ronda y se concreta en forma de llamado, el de su cliente. Viene a traer una muerte anunciada y temida, que en su insistencia ominosa se empieza a sentir con nitidez y congoja por parte del espectador desde varios instantes antes. Kassandra parte así resignada, entre ignorante y advertida, tal como lo estamos todos, a su destino de morir su muerte por segunda vez.

23’

And I can look my future… I can see the taxi… Oh my god!… Oh!… It’s no good… I see the accident… Yes… The fatal accident of the taxi… Oh!… And I death… Oh my god!… I can see my death in the accident this night…

Su partida, su ausencia real de la sala nos deja presos de la angustia, en una soledad que no tiene consuelo. Confrontados a nuestra condición de ser sujetos del desamparo, desesperadamente no contemporáneos de nosotros mismos, desfasados de un saber inconsciente que no nos pertenece y del que no podemos disponer, así como Casandra tampoco podía hacerlo con el suyo. Sabedores de nuestro final y necesitados de desmentirlo para poder seguir.

Kassandra es aquella que ha perdido su credibilidad, su palabra, pero también su lugar de origen; es quien habita por siempre las periferias: la de la ciudad, las de la ley, las del lenguaje, las socioeconómicas, las del género… Pero la periferia es una metáfora que nos implica y nos interpela, porque todos somos Kassandra en esa orfandad y fragilidad de lo humano precipitado a lo abismal de la palabra, del sexo, del otro, del mundo, de la muerte.

Los aspectos estructurales de un deseo inextinguible e insaciable, así como los de esta extranjería y desarraigo, cobrarán formas particulares en los dramas personales y presentes de nosotros mismos y de nuestros pacientes. Kassandra habita así también nuestra intimidad y la de nuestros consultorios.

Kassandra es del orden de lo trans, de lo migrante. Todo apunta a la dimensión de la máscara, del borde, del mestizaje, del tránsito. Y sin embargo, es tan profundamente auténtica como los desasosiegos con los que lidiamos y trabajamos en nuestras peripecias de vida y en análisis, haciendo palabra y acto de la miseria de nuestras tragedias y desamparos. Descubriendo verdades propias allí donde parecía irrumpir lo más demente y lo más ajeno, I’m another, but I’m the same, como ella dice.

Me inmiscuyo en los parlamentos de Roxana intentando no perturbar la potencia de su palabra; de no cubrir de relato los espacios de sinsentido, de no llenar los agujeros cargados de intensidad, los silencios que gritan, las hiancias de su lenguaje a dos lenguas. Sé que lo hago de todas formas y pido perdón por la intromisión.

Mi desamparo es mi potencia

Natalia me invita a hablar, a escribir, a pensar sobre el desamparo, sobre esta Kassandra sin lengua y sin patria, esta Kassandra que conozco mejor que nadie, por haberla hecho carne, pero sobre la cual no puedo escribir palabras, como si su propia incapacidad de acceder al lenguaje , me enmudeciera a mi también. Pero hago el intento y hablo entonces sobre este desamparo de no poder hablar con voz propia. Condición de actriz, y deformación profesional? Apenas puedo exponer mi cuerpo,  no exhibirlo, sino exponerlo, sacrificarlo en un gesto altruista. De esa forma me ofrezco y hago así que mi cuerpo sea poético y político. Y entonces mi desamparo comienza a borrarse lentamente y comienzo a sentirme cada vez más libre y  Sergio aparece una vez más como un Cyrano que me da letra (cómo pasar por alto que me llamo Roxana por aquel personaje…) cito a Sergio Blanco:

Y entonces escribo que ella también es una extranjera. Kassandra. Una cautiva en tierra ajena. Una prisionera lejos de su patria. Y lo más extranjero que tiene es su lengua. Su lengua extranjera. Y más extranjero todavía es su nueva lengua prestada. La lengua que no es suya. La que alquila para sobrevivir. La condena del acento que la perseguirá siempre. Y eso a su vez es lo que la hace profundamente libre. Lo que la libera lingüísticamente. Lo que le permite ser una verdadera degenerada verbal. Dueña de un discurso que no está sometido a ninguna presión gramática. Ni a ninguna sintaxis represora. Un discurso sin orden en donde el error está autorizado. Es posible que sea eso lo que la transforma en algo peligroso e inquietante. Su posibilidad de movimiento lingüística. Su posibilidad de poder estar fuera del lenguaje. Un afuera.

Kassandra es entonces una apartida de la lengua. Por eso mismo su presencia propone un inquietante desorden. Una disidencia en la lengua. Una transgresión ante la ley misma del lenguaje. (…)

De esta forma mi escritura la libera. La libera carnalmente y verbalmente. Le devuelve su libertad. Ya no es más prisionera. No es más cautiva.

Thank you very much… you are my friend… I love you… You are listen my history… My tragedy… Thank you… For me is very important talking… to talk… to talk my history… and you listen my tragedy…

Montevideo, mayo 2018

Referencias

Blanco, Sergio(2014). Kassandra – Atenas: Lagoidera, 2011. Cuadernos de Dramaturgia Internacional, Paseo de Gato. México, Innova.
Grimal, Pierre(1965).Diccionario de la Mitología Griega y Romana. Barcelona, Labor.
Lacan, Jacques(1988). Seminario II. Buenos Aires, Paidós.
Loraux, Nicole(1989). Maneras trágicas de matar a una mujer. Madrid,Visor.
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