Carolina Barros

Colette Soler haciendo referencia a qué se espera del psicoanálisis y del psicoanalista plantea, “suponía que descubrir era una ganancia, pero con el tiempo entendí que uno debía tener cuidado,

porque quizás el inconsciente del sujeto le puede dar la intuición de que lo que va a descubrir no es tan placentero” (2004, p. 224).

Considero que esto mismo puede suceder cada vez que nos enfrentamos a lo que sea desconocido. Es elección de cada uno seguir adelante, animarse a conocer y experimentar sensaciones que quizás no sean tan agradables pero que permiten tener un conocimiento más completo y menos tenebroso de las emociones que nos habitan. Esto no quiere decir que haya que descubrir o que haya que enfrentarse a cada rincón recóndito del ser, sino también, se puede lograr la posibilidad de generar límites dentro de uno mismo y a su vez frente a los que nos rodean.

Roland Barthes en “La cámara lúcida” haciendo referencia a las fotos que aparecen ante sus ojos sin ser solicitadas, dice:

 Constaté que había algunas que provocaba en mé un júbilo contenido, como si remitiesen a un centro oculto, a un caudal erótico desgarrador escondido en el fondo de mí; y que otras, por el contrario, me eran indiferentes, experimentaba una especie de aversión, de irritación incluso: hay momentos que detesto la Foto. (2016, p. 45)

El miedo puede dibujarse de distintas formas en cada persona. Puede referir al sufrimiento como a la inquietud, la excitación o el desamparo, entre tantas otras. Más que profundizar desde las palabras, pretendo mostrar fotografías que sin saber bien que son, pueden generar sentimientos diversos y particulares en cada una de las personas que se detengan a observar.