Revista#7 El humor | 11 octubre, 2023
El humor de unos y el malhumor de otros
por Nacho González

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Trabajé para la revista Guambia (revista de humor político surgida en 1983, dato para los jóvenes que no tienen idea de qué estoy hablando). Durante muchos años a partir del 83 dibujé y pinté básicamente caricaturas que aparecían en las carátulas de la revista (revista impresa, papel).

Me animé a hacerlo sin tener experiencia en ese tipo de ilustraciones y sin tener ganas de hacerlo. Yo no era el creador de la situación sobre la que giraba la idea de la portada que surgía de algún acontecimiento político del momento, simplemente interpretaba el pedido e intentaba que quedara lo más profesional posible. Miraba trabajos de famosos caricaturistas, los analizaba desde lo formal, desde lo técnico y así intentaba entender qué aspectos generaban esa hipérbole que causaba sorpresa y gracia. Yo no me sentía tocado por la varita mágica del humor, para mi era un tema de formas, de estilo y de técnica. Obviamente lo reconocía como una manifestación cultural popular imprescindible; lo disfrutaba. Haber dibujado esa enorme cantidad de caricaturas no me hizo sentir caricaturista, sino que simplemente sentía la satisfacción de poder hacerlo; seguía siendo ilustrador. Hasta me animo a decir que cuando dejé de colaborar para esa revista sentí un cierto alivio. Nunca sentí vocación para el humor, sea la vocación un alerta del destino que un día se nos presenta o una forma de configurar nuestra personalidad y de cómo esta se expresará en el mundo que nos toca. ¿Entonces, porqué dediqué tanto tiempo a esto?

Fue la oportunidad que se me presentó para militar en empujar a la dictadura militar fuera del gobierno. Unos hacían canciones, otros hacían periodismo crítico, otros armaban murgas y otros caricaturas, o lo que fuera. La misión era combatir ese oscuro relato, mentiroso, paranoico y ultraconservador basado en el control de todo lo que se pueda controlar, así haya que torcer la realidad a la fuerza para que encaje en su modelo. Esa tarea era más importante que preguntarme qué es el humor, ¿seré un tipo gracioso?, ¿de dónde surge esa inspiración?, ¿cómo se articula el pensamiento para llegar a eso? Había que ir contra esos grotescos represores que querían detener la libre expresión de la sociedad.

Con el tiempo algunas respuestas fueron viniendo por la pura curiosidad de entender cómo funciona el cerebro humano.

Hace unos días pensando en que debía escribir esta nota me puse a conversar con ChatGPT.

Luego de intercambios bastante anodinos y previsibles me ofreció una clasificación del humor político; (1) pero las categorizaciones no explican la cosa en sí, solo agregan más datos y le dan más volumen al tema.

Evocando aquella época se me ocurre pensar que el humor y el espíritu reaccionario no van juntos. Las personas necias, intransigentes o poco inteligentes al ser poco flexibles y poco tolerantes son débiles ante las disonancias que provoca el discurso ajeno cuando lo sienten conflictivo con sus creencias, y el humor es disonante porque desafía la regla. Ese malhumor que se notaba en los reaccionarios que apoyaban a la dictadura hacía que disfrutáramos más del humor político de esa época, era una manera de vencerlos. Ellos no tenían la habilidad de contestar con ironía, de parodiar, no tenían imaginación y desenfado; no tenían la capacidad de hacer esa desconexión emocional con su mundo, algo que te pide el humor y esa invitación a traspasar los límites de la normalidad, es decir de el “como son las cosas”, de todo aquello dominante que ellos no querían que cambiara. Solo podían contestar con amenazas de censura.

En definitiva viví el humor como actividad creativa que funciona emocionalmente e intelectualmente como mecanismo de defensa contra todo tipo de sufrimiento y angustia porque desdramatiza y desplaza el problema hacia otro lado, hace posible entonces una salida también a las carencias que uno siente porque a través de la imaginación podemos crear nuevas cosas, que se convertirán en nuestra riqueza y eso te da poder y te hace más fuerte.

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Debajo van reproducciones de 3 carátulas de Guambia creadas sobre papel Canson y pintadas con acuarelas y luego una reproducción de la única caricatura que hice en los últimos 30 años que es la tapa del libro Lo Cuentos de Enzo Armando. Esta imagen digital fue realizada en la aplicación Blender 3D.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Y para terminar en letra chica)
(1) La clasificación del humor político que me ofreció ChatGPT.
  1. Crítica Social: El humor político busca cuestionar, criticar y poner de relieve las deficiencias, contradicciones y abusos de poder en la política y la sociedad.
  2. Sátira: Utiliza la exageración y la parodia para resaltar aspectos negativos o ridículos de las figuras políticas y las políticas gubernamentales.
  3. Conciencia Pública: Puede contribuir a crear conciencia pública sobre temas importantes y fomentar el pensamiento crítico al mostrar las realidades detrás de la retórica oficial.
  4. Libertad de Expresión: El humor político es un ejercicio de la libertad de expresión que desafía las narrativas oficiales y permite a las personas expresar sus opiniones de manera creativa.
En períodos de dictaduras o gobiernos hegemónicos religiosos, el humor político se vuelve especialmente importante por varias razones:
  • Difusión de Información: En entornos donde la información está censurada o controlada, el humor político puede transmitir mensajes críticos de manera indirecta y segura, evadiendo la censura.
  • Desafío al Poder: Puede desafiar el poder autoritario de manera sutil y subversiva, proporcionando a las personas una forma de resistencia pacífica.
  • Unión y Alivio: El humor político puede unir a la sociedad en la crítica y la burla del régimen opresivo, proporcionando un alivio temporal y un sentido de solidaridad.
  • Lucha contra el Miedo: En entornos represivos, el humor puede romper el miedo y el silencio al hacer que la gente se sienta más empoderada.
  • Contra el Fanatismo: En casos de poderes hegemónicos religiosos, el humor puede desafiar creencias extremas y cuestionar dogmas, permitiendo una discusión más abierta.
En resumen, el humor político es una herramienta valiosa para desafiar la opresión, crear conciencia y unir a la sociedad en momentos en que la libertad de expresión está restringida y los poderes hegemónicos tienen un control excesivo sobre la sociedad.

 

 

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