Revista#7 El humor | 13 diciembre, 2023
Un lugar para el humor
por Marcos Lijtenstein
  • Cuando la Fuente, leyendo psicoanálisis siglos después se enteró que Narciso no se había arrojado a sus aguas para poseerla íntimamente experimentó, «aprés- coup» la primera herida narcisista que registra la Mitología.

 

  • Los problemas de la  vivienda no escapan al interés psicoanalítico. Hoy en día, muchas parejas jóvenes pueden estabilizar su unión renunciando, no siempre tan transitoriamente como quisieran, al bien fundado » el casado, casa quiere». Hacen hogar en la habitación  de uno de los dos, en casa de los correspondientes progenitores. Donde a veces también viven abuelos.

 

  • A partir de esta situación, la clínica permite ampliar una nomenclatura de clásico abolengo: llamaremos respectivamente escena secundaria y escena terciaria a la audición, entretejida de imágenes y remiscencias, que de la escena sexual de los más jóvenes, hacen sus padres y abuelos. Más de un espasmo de los mayores halla su psicogénesis en el terreno de esa convivencia.

 

  • Teoría de las pulsiones
         No todo es pasible de sublimación: hay lo que es sublime, porque no se sublima.
  • Cuando se nos pide opinión sobre un asunto que se las trae, debiéramos aclarar previamente con el interlocutor: – ¿Quiere que le diga lo que pienso, o prefiere que piensa lo que le diga.Habría menos ex – amistades.
  • Aunque las sociedades psicoanalíticas están llamadas a funcionar en el proceso secundario, ello no obstante determina que sean al mismo tiempo un gran diván.  Es una complicación ineludible.
      *Publicado en Temas de Psicoanálisis,1,1983.
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