Revista#7 El humor | 17 octubre, 2023
Sobre la muestra: «Pasar revista»
por María Alejandra Vázquez y Stella Pérez

Pasar revista

Llegamos a la sede del Espacio de Arte Contemporáneo (EAC), ubicada en un área reciclada de la ex Cárcel de Miguelete, en Montevideo. 

Es en este imponente marco, que se expone en el subsuelo la muestra de humor gráfico Pasar revista.

El humor se cuela haciéndose un lugar, nuevamente.

El pasado 27 de julio (a un mes de los 50 años del golpe de Estado y a 13 años de la inauguración de este centro) se abrieron las puertas del EAC para visitar, junto con ¡Se va a acabar! de Fabiana Puentes y Agustina Rodríguez y Aunque no lo recuerde de Francesca Cassariego, la exposición que nos convocó: Pasar revista: de las Medidas prontas a la Rendija del humor actual con curaduría de Denisse Torena, quien nos recibe apenas bajamos al subsuelo y nos invita a acompañarla por las diferentes celdas que se han transformado en el escenario de la muestra.

Espacio de encierro que alberga hoy al humor, particularmente al humor gráfico con su vocación de expresar, de encontrar la forma de burlar los barrotes de las celdas, la prisión impuesta al pensamiento, las censuras.

El humor que se filtra como la luz de la media tarde de ese viernes, por las pequeñas ventanas atravesadas por gruesas rejas, muy lejos del piso, demasiado cerca del techo.

Denisse nos cuenta como está dispuesta la exposición: en el ala izquierda se exponen en cada celda,  las revistas que fueron clausuradas en dictadura y algunas del periodo inmediato anterior: “es que arranca un poco antes del Golpe de estado, en el ´68, ´69 con las Medidas prontas de seguridad; y con la revista Misia Dura que es el gran mojón de revistas de humor gráfico de la época.”

Para el ala histórica se seleccionaron doce humoristas gráficos que son aquellos que se fueron repitiendo en las distintas revistas de entonces: Dentor, que es el creador de Misia Dura, Pancho Graells, Néstor Silva, Blankito, Gaucher, Baltazar De Rosa, Tabaré, Pilar González, Elina Carril, Ombú, Carlos Di Lorenzo  y Casalás.

Al ser cerrada una revista, salían con otra. Buscaban la forma de sortear la censura: con otra viñeta, con otro personaje u otro sobrenombre.

Seis meses de investigación llevó tratar de localizar alguno de los ilustradores de la época o sus familiares, dado que muchos han fallecido. Finalmente logra reunir un material valiosísimo que es el que vemos expuesto tanto en las celdas como en mesas vidriadas centrales, dispuestas en el corredor que separa ambas alas de la exposición. Allí se encuentran tapas de revistas, viñetas, clichés de la sección “No fue chiste” de la revista Marcha,  resultado de  búsquedas por ferias, Mercadolibre, material que acercaron personas como la periodista cultural Alicia Torres, dado que nada se encontró en Biblioteca Nacional.

La exposición repasa las publicaciones que lograron esquivar la censura y como decíamos las que, clausuradas, aparecían con otros nombres, así pasando de revista en revista: Misia Dura, La Balota, La Bocha, La Chacota, La Pipeta y el Dedo.

El humor gráfico resiste y se camufla en contratapas en diversas publicaciones periodística como el diario El Popular,  la revista Opción y el Semanario Marcha. Y así, entre piezas de gran tamaño,  recortadas en cartón que parecen invitarnos a seguir la recorrida nos encontramos con Patricia, creación de Néstor Silva, que aparecía en el diario El Popular, inspirada en Rodelú,  personaje creado por Peloduro, que simbolizaba la República: flaca, pobre,  con el gorro frigio, de ahí nace Patricia, según cuenta Néstor, pensando en la Patria.

Luego nos enfrenta con  una celda tapiada,  pintada de blanco que representa el periodo que va de 1975 a 1982, tiempo en que no hay publicaciones de humor gráfico (o por lo menos no se encontraron”,  nos acota Denisse). Resulta impactante. Al querer sacar una foto de ese espacio nos encontramos con que no es fácil de registrar: se confunde con las paredes, ya que no hay marco que la limite.

Es a partir del ´82 que, a instancias de Antonio Dabezies, se funda El Dedo, revista de humor gráfico  de la que solo aparecen siete números hasta su clausura.

¿Y las mujeres? Allí están,  en un espacio dedicado a ellas con  Pilar González y sus dibujos acompañada de textos de Elina Carril, con una prolífica producción de series de mujeres hablando de la vida de las mujeres.

Nos sorprende la serie  Los Jefes . Denisse nos cuenta a propósito de la incursión de las mujeres en el humor gráfico, que al hablar con Pilar González le contaba lo difícil que era ese mundo de hombres: “entregaba los dibujos y salía corriendo. No era un lugar para quedarse una mujer, se sentía muy observada, muchos chistes no se los dejaron publicar porque les parecerían muy feministas!”

 Y, en una suerte de diálogo entre pasado y presente, y haciendo juego con el leit motiv del Espacio de Arte Contemporáneo,  el ala derecha está destinada al humor gráfico actual.

Podemos ver en las diferentes salas/celdas el resultado de la convocatoria que la curadora Torena forja,  al invitar a seis humoristas gráficos actuales  a hacer lo que sería la revista de humor gráfico del hoy.

Participaron: Ignacio Alonso Nacho, Matías Bervejillo Mat, Federico Murro Murro, Andrés Farías Andrés Alberto, María Algorta Maco, Gonzalo Eyherabide Eyhe.

De ahí nace la revista que llamaron La rendija, revista que se inventa para esta ocasión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y en esta idea del humor como lo que es capaz de pasar la censura, poder decir de lo que no se dice, surge la pregunta: hoy, ¿qué desafía al humor? ¿A decir qué cosas?

“Cuando nos juntamos a pensar qué secciones hacer, qué revista, qué nombre, nos dimos cuenta que no existen revistas de humor gráfico en la actualidad; que no había un espacio donde se conglomerara un grupo de gente con ese interés común, como pasaba antes: hay que decir y somos un equipo! no sólo está el humorista gráfico, también está el escritor, está el editor, está el imprentero, está todo el mundo comprometido a decir; y no soy yo solo en la red social, como pasa ahora, en Instagram hablando solo con mi viñeta, eso de aislamiento. Otra cosa que comentábamos era que antes había una censura, que claramente podía ubicarse afuera,  estaba la figura del Censor, y ahora hay una censura intrínseca, que está en cada uno; que antes de sacar algo lo pensás dos veces, tenés que tener la valentía de sacar algo, porque puede caer mal; la sensación de una autocensura constante.”

Entonces inventan La Rendija, apelativo que surge después de votar muchos nombres, que da cuenta de esa necesidad de abrir una rendija; un espacio chiquito, no puerta ni ventana, no se llega a eso,  “llegamos a una rendija, todo hace alusión a como estar abriendo algo” agrega Denisse.

Y en esa invitación a seguir viendo nos encontramos con una ilustración que nos saca  la risa  de sabernos  bien localizadas:

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