Revista#7 El humor | 10 octubre, 2023
El humor en la clínica de Freud
por Rossina Yuliani

Edipo-Freud . H. Sabat

En el presente trabajo se mostrarán algunos ejemplos de expresiones humorísticas[1] en casos clínicos de Freud con el fin de realizar un análisis preliminar de las posibles funciones que tendría el humor en su clínica[2].

El humor y sus diferentes expresiones (el chiste, lo cómico, lo paródico) aparecen de forma temprana en el desarrollo de la teoría psicoanalítica. Su primera aparición eminente la hace en el libro de Freud “El chiste y su relación con lo inconsciente” (1905). Freud le ha otorgado al humor un lugar relevante, tanto en la teoría como en la práctica clínica. A nivel teórico, analizó las características y los mecanismos del chiste, de lo cómico y del humor. Para Freud (1905/1991a), el chiste sería una manifestación del inconsciente; lo cómico, por su parte, se vincularía con la desacralización de lo que aparenta ser sublime o sagrado; finalmente, el humor sería una estrategia para sortear el sufrimiento (Freud, 1927/1992a). A partir de estos aportes, el humor se constituye como una forma posible de tratar el sufrimiento y una vía de acceso a la verdad inconsciente.

Habitualmente, cuando se aborda la cuestión del humor en Freud se recurre principalmente a dos textos donde él estudió específicamente el tema; su libro sobre el chiste (1905) y su breve artículo titulado “El humor” (1927). En cambio, lo que proponemos en esta ocasión es rastrear en la obra de Freud chistes, bromas y risas, particularmente buscar el humor en su clínica. Además de lo que Freud desarrolló teóricamente sobre el humor podemos preguntarnos; ¿trabajaba clínicamente con el humor?, ¿era un analista que hacía chistes?, ¿se podía reír con sus pacientes? Y si había un lugar para el humor en su clínica ¿cuál era?, ¿qué usos clínicos hacía del humor? Su forma de teorizar el humor ¿se corresponde con la manera en que lo utilizaba clínicamente? Identificar y analizar expresiones humorísticas en la clínica de Freud ¿podría iluminar otras posibles funciones del humor en psicoanálisis? Para abordar estas preguntas se requieren estudios de mayor profundidad. Esta vez nos limitaremos a presentar una serie de ejemplos y plantear posibles hipótesis de la función que cumple el humor en su clínica.

Humor e interpretación

En varias intervenciones clínicas realizadas por Freud el humor podría cumplir una función en la interpretación. Esto puede encontrarse, por ejemplo, en algunos pasajes del caso Dora. Apropósito de la interpretación que Freud realiza sobre la “carterita bivalva” de Dora como una figuración de los genitales femeninos, Freud recuerda el caso de otra paciente:

  1. Hace poco me sucedió un caso similar, muy divertido. Una dama anciana extrae en mitad de la sesión, supuestamente para refrescarse con un bombón, una pequeña caja de hueso; se esfuerza por abrirla, y después me la alcanza para que me convenza de lo difícil que es hacerlo. Yo manifiesto mi desconfianza: esa caja tiene que significar algo en particular, pues hoy la veo por primera vez, a pesar de que su propietaria me visita desde hace ya más de un año. Y la dama, impaciente: «¡A esta caja la llevo siempre conmigo, donde-quiera que vaya!». Sólo se tranquiliza después que le hago notar, riendo, lo bien que sus palabras se adecúan a otro significado. La caja —box, πὐξ-ς—, como la carterita, como el alhajero, no es sino otro subrogado de la vulva, de los genitales femeninos. Hay en la vida mucho simbolismo de esta clase, que solemos no advertir. (Freud, 1905/1992b, p. 68)[3]

Vemos en este ejemplo cómo Freud hace una interpretación con humor. Le hace notar riendo a la paciente otro posible sentido —inconsciente— que podría tener sus palabras. Algo similar sucede en el siguiente fragmento del caso Dora:

  1. [Dora] Demandaba mi ayuda por una neuralgia facial, del lado derecho, que ahora la acosaba día y noche. —¿Desde cuándo? —le pregunté—. «Desde hace justamente catorce días». No pude menos que reír, pues me fue posible demostrarle que justamente catorce días antes había leído en los diarios una noticia referida a mí, cosa que ella confirmó (esto sucedió en 1902).La pretendida neuralgia facial respondía entonces a un autocastigo, al arrepentimiento por el bofetón que propinó aquella vez al señor K. y por la trasferencia vengativa que hizo después sobre mí. No sé qué clase de auxilio pretendía de mí, pero le prometí disculparla por haberme privado de la satisfacción de librarla mucho más radicalmente de su penar. (Freud, 1905/1992b, p. 106)

Nuevamente Freud realiza una interpretación riendo. En los dos casos, la risa sería efecto de un sentido inesperado, emergería por una ocurrencia que es graciosa en el contexto de un caso. En el ejemplo de la anciana la cajita de huesos sería símbolo de los “genitales femeninos”, mientras que la neuralgia facial del lado derecho de la cara de Dora significaría un autocastigo por la famosa cachetada que le dio al señor K., relacionada con la transferencia “vengativa” que desarrolló con Freud (que se vería en la coincidencia del comienzo de la neuralgia con el momento en que Dora lee la noticia sobre Freud). De esta forma la risa sería signo de la manifestación del inconsciente. Pero en estos ejemplos, la risa no es entendida solamente como un signo de la aparición de un sentido inconsciente, sino que Freud dice la interpretación riendo, usaría la risa para la interpretación; decirla riendo tendría sus efectos.

El hecho de que la interpretación se realice riendo o que pueda producir risa también podría relacionarse con la estructura de cómo es dicha. La interpretación podría tener la misma formulación que un chiste, tal y como se puede apreciar en el siguiente ejemplo:

  1. El mismo soñante nos informa de otro sueño, breve, que casi recuerda a la técnica de un acertijo. Su tío le da un beso en el automóvil. Apunta inmediatamente esta interpretación, que yo jamás habría hallado: Autoerotismo. Habría podido ser una broma hecha en la vigilia. [1911.]. (Freud, 1900-1901/1991b, p. 410)

La risa como signo de la aparición de un sentido inconsciente, decir una interpretación entre risas o formularla como un chiste serían posibles modalidades en las que el humor se vincularía con la interpretación.

Humor y teoría

Hay otro tipo de ejemplos donde el humor parecería tener otra función. En “Cinco conferencias sobre psicoanálisis” (1910), recordando el caso de Anna O. Freud (1910/1994) afirma:

  1. La paciente misma [Anna O.], que en la época de su enfermedad, asombrosamente, sólo hablaba y comprendía el inglés, bautizó a este novedoso tratamiento como «talking cure» {«cura de conversación»} o lo definía en broma como «chimney-sweeping» {«limpieza de chimenea»}. (p. 10)

Podemos reparar en el carácter humorístico de las formas en que Anna O. nombraba su análisis. Al parecer, no solo los pacientes hacen chistes y estos son material de análisis —el chiste entendido como una manifestación de lo inconsciente—, sino que también el humor tendría un papel relevante en la producción de la teoría psicoanalítica. A partir del chiste de una paciente se define un método; “talking cure” es una fórmula muy difundida y reconocida para definir el trabajo analítico. También sabemos que la broma realizada por Anna O. “chimney-sweeping” es más tarde retomada por Jacques Lacan que planteará al análisis como una “chimney-cure” retrucando el chiste inicial (1964/2010). Luego la psicoanalista Gloria Leff (2010) vuelve sobre este asunto y escribe el libro “Juntos en la chimenea; la contratransferencia, las mujeres analistas y Lacan”. Freud, Lacan, Leff, producen teoría a partir del chiste de una paciente.

Algo similar sucede con el sueño paradigmático, el de la inyección de Irma, uno de los sueños más importantes e icónicos de la historia del psicoanálisis:

  1. [Sobre el sueño de la inyección de Irma] Me asombran los síntomas patológicos de que Irma se me queja en el sueño, pues no son los mismos por los cuales la he tratado. Me mueve a risa la disparatada idea de aplicar una inyección de ácido propiónico, y las palabras de consuelo que el doctor M. dice. Hacia el final, el sueño me parece más oscuro y comprimido que al comienzo. Para averiguar el significado de todo eso tengo que resolverme a un análisis en profundidad. (Freud, 1900-1901/1991, p. 129).

En una carta a Fliess, Freud describiendo los capítulos iniciales de “La interpretación de los sueños” (1900-1901) resalta el carácter humorístico de este sueño:

  1. Sigue luego un desfiladero a través del cual guío a mis lectores —mi sueño paradigmático, con sus peculiaridades, detalles, indiscreciones y chistes malos. (Freud, 1900-1901/1991c, p. 142)

El sueño de la inyección de Irma, lleno de “chistes malos” y que por momentos “mueve a risa” a Freud, es un sueño fundamental para desarrollar la hipótesis de que los sueños son un cumplimiento de deseo, que ellos tienen un sentido inconsciente y que hay un método a través del cual se puede acceder a ese sentido. De esta forma vemos como el humor, las bromas y los chistes, pueden producir teoría en psicoanálisis.

Chiste y ejemplo

La obra de Freud está plagada de ejemplos que dialogan constantemente con los conceptos que desarrolla. Con un estilo particular de escritura y oratoria Freud se esforzaba por transmitir la teoría psicoanalítica. Un caso claro de esto son las “Conferencias de introducción al psicoanálisis” (1915-1916), donde Freud hace un particular esfuerzo para presentar de forma accesible sus descubrimientos. Varios de estos ejemplos se caracterizan por ser humorísticos. Como el siguiente ejemplo extraído del tratamiento de un paciente:

  1. En el curso del tratamiento de un hombre joven doy en hablar sobre este tema y menciono esa tesis, a saber, que a pesar del aparente libre albedrío no puede surgir como ocurrencia ningún nombre que no resulte estrictamente condicionado por las circunstancias inmediatas, las peculiaridades de la persona que se somete al experimento y su situación del momento. Puesto que él duda, le propongo que hagamos sin dilación uno de esos experimentos. Yo sé que él mantiene vínculos particularmente numerosos, de todo tipo, con señoras y muchachas, y por eso opino que dispondrá de una selección muy abundante si deja que se le ocurra un nombre de mujer. Presta su acuerdo a ello. Para mi asombro, o quizá para el de él, en modo alguno me suelta ahora un torrente de nombres de mujer, sino que permanece un rato callado y después confiesa que sólo le viene a la mente un único nombre y ningún otro: Albine. «Muy extraño, pero ¿qué se asocia para usted con ese nombre? ¿Cuántas Albine conoce usted?». Curiosamente, no conocía a ninguna Albine, y tampoco se le ocurría nada respecto de este nombre. Podía suponerse, entonces, que el análisis había fracasado; pero no, ya estaba terminado, no requería de ninguna ocurrencia ulterior. Nuestro hombre tenía la tez inusualmente clara, y en los diálogos de la cura yo lo había llamado repetidas veces, en broma, albino; acabábamos de ocuparnos de establecer el componente femenino de su constitución. Él mismo era entonces esa Albine, la mujer más interesante por el momento. (Freud, 1915-1916/1991d, pp. 97-98)

En el ejemplo de Albine expuesto por Freud para demostrar que las ocurrencias libres están determinadas y no son arbitrarias, aparece una broma dirigida al paciente. Al parecer Freud le habría llamado al joven en varias ocasiones “albino” en forma de broma. A través del ejercicio de asociación libre —decir un nombre cualquier y asociar a partir de él— llegamos a la broma que Freud le hacía. En otro ejemplo seleccionado para las conferencias también aparecen elementos chistosos en las asociaciones que realiza otra paciente:

  1. Una paciente escéptica tiene un sueño más largo, en que sucede que ciertas personas le cuentan algo sobre mi libro consagrado al «chiste» [1905c] y lo alaban mucho. Entonces se menciona algo acerca de un «canal», quizás otro libro en que aparece el canal, o si no algo con canal… ella no sabe… es totalmente oscuro.
    Sin duda, ustedes se inclinarán a creer que el elemento «canal» se quiere sustraer de la interpretación, puesto que es tan impreciso. Aciertan al conjeturar esa dificultad, pero el elemento no es difícil porque sea desdibujado, sino que es desdibujado por otra razón, la misma que nos dificulta la interpretación. A la soñante no se le ocurre nada sobre «canal»; yo, desde luego, tampoco sé decir nada. Tiempo después, en verdad al día siguiente, cuenta que se le ha ocurrido aquello a lo cual quizá corresponda, a saber, un chiste que ha oído contar. En un barco que navega entre Dover y Calais conversa un conocido escritor con un inglés, quien en cierto contexto cita el dicho «Du sublime au ridicule il ríy a qu’un pas» {«De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso»}. Y el escritor responde: «Oui, le Pas de Calais» {«Sí, el Paso de Calais»}, con lo que quiere decir que encuentra a Francia sublime y a Inglaterra ridícula. Ahora bien, el Pas de Calais es justamente un canal, el Canal de la Mancha. [En realidad, el Paso de Calais está en un extremo del Canal de la Mancha.] ¿Si yo creo que esta ocurrencia tiene algo que ver con el sueño? Por cierto que sí; opino que da realmente la solución del elemento onírico enigmático. ¿O dudan ustedes de que este chiste preexistía al sueño como lo inconsciente del elemento «canal»? ¿Acaso pueden suponer que fue agregado con posterioridad? La ocurrencia, en efecto, atestigua el escepticismo que se oculta en la enferma tras sus insistentes y cargosas manifestaciones de asombro, y la resistencia es en verdad el fundamento común de ambas cosas, tanto de su demora en producir la ocurrencia cuanto de que el elemento onírico correspondiente resulte tan impreciso. Miren ustedes aquí por la relación del elemento onírico con su inconsciente. Es como un pequeño fragmento de eso inconsciente, como una alusión a eso; por su aislamiento se volvió enteramente incomprensible. (Freud, 1915-1916/1991d, p. 108).

En el sueño de la paciente aparece el libro de Freud sobre el chiste como un elemento onírico, y asocia a él el término “canal” relacionado con el chiste del “Paso de Calais”. Freud interpreta que tanto la demora en la asociación (sucede al día siguiente y no en el momento en que se relata el sueño) así como lo aislado del término “canal” sería una resistencia por parte de esta paciente “escéptica”. Anteriormente mencionamos la preocupación de Freud por transmitir de forma accesible la teoría psicoanalítica. En muchas ocasiones inclusive se anticipa a posibles objeciones que podría presentar un interlocutor dudoso de sus afirmaciones. Podemos reparar que, en los dos ejemplos, ambos pacientes parecen dudar del método analítico. En el primer caso, el paciente duda sobre la tesis de que nuestras ocurrencias (en un contexto analítico) podrían estar condicionadas o determinadas y “puesto que él duda”, Freud le propone hacer un experimento. En el segundo caso presenta a la paciente como “escéptica”, dado que expresa “insistentes y cargosas manifestaciones de asombro” en el proceso de análisis. Estos dos pacientes que dudan del método analítico actuarían de la misma forma que el interlocutor que con frecuencia Freud imagina. Es a través de estos ejemplos humorísticos que los pacientes comenzarían a comprender de qué trata el método psicoanalítico. En el marco de estas conferencias estos ejemplos podrían ser parte de una estrategia retórica donde el chiste encuentra su lugar.

En ambos casos el chiste funcionaría como ejemplo, las dos situaciones serían ilustraciones concretas de la teoría que Freud intenta transmitir y demostrar. El ejemplo de Albine le sirve a Freud para probar el determinismo psíquico (Freud, 1915-1916/1991d p. 96), mientras que el segundo ejemplo el del “Paso de Calais” lo utiliza luego para demostrar el trabajo de interpretación, así como para ilustrar lo que es en su teoría “el contenido manifiesto” y el “contenido latente” (Freud, 1915-1916/1991d, p. 109). ¿Cómo se relacionan estos ejemplos humorísticos con los postulados teóricos que Freud intenta evidenciar? Habría dos formas en las que se podrían relacionar el ejemplo particular y el concepto universal. La primera sería de afirmación, donde los ejemplos vendrían a confirmar el concepto. La segunda sería de negación, donde el ejemplo no ejemplificaría simplemente una noción, sino que mostraría lo que no funciona en un concepto produciendo su modificación (Milán, 2015). En esta ocasión vemos como estos ejemplos vendrían a confirmar el método psicoanalítico[4]. Este carácter ejemplar que tendrían los chistes ya fue advertido por Oscar Masotta que afirmaba que el chiste sería el “modelo” —o podríamos decir “ejemplo”— del inconsciente, dado que “la operación que subyace a ese efecto (…) que nos hace reír es la misma operación que subyace en toda Bildung (formación) es decir, a todo producto producido por el inconsciente (…)” (Masotta, p. 1991, p. 58).

Consideraciones finales   

A través de este recorrido hemos presentado una serie de ejemplos clínicos humorísticos de Freud e intentamos ensayar algunas hipótesis sobre las posibles funciones que cumple el humor en estos fragmentos. Será el trabajo de ulteriores investigaciones identificar y analizar de forma más exhaustiva este tipo de expresiones.

Es interesante reparar que además de que Freud ríe —“le hago notar, riendo”, “no pude menos que reír, pues me fue posible demostrarle”, “me mueve a risa la disparatada idea”— y se presentan bromas y chistes en su clínica — “esta interpretación (…) habría podido ser una broma hecha en la vigilia”, “a este novedoso tratamiento (…) lo definía en broma”, “mi sueño paradigmático, con sus (…) chistes malos”, “en los diálogos de la cura yo lo había llamado repetidas veces, en broma”, “se le ha ocurrido (…) un chiste que ha oído contar”— donde se generan efectos cómicos —“me sucedió un caso similar, muy divertido”—, escribe en el caso estas expresiones. No sólo ríe, sino que escribe que ríe. No sólo hace bromas, sino que escribe que hizo una broma, etc. De esta forma el humor y sus diferentes expresiones cobrarían un valor especial dado que se transcriben en el texto clínico.

Es posible que el ejercicio de identificar bromas, risas y efectos cómicos en la clínica de Freud podría brindarnos nuevos elementos para pensar la función del humor en el psicoanálisis.

Referencias bibliográficas

Freud, S. (1991a). El chiste y su relación con lo inconsciente. Obras Completas. Tomo VIII. Buenos Aires: Amorrortu. (Texto original publicado en 1905).

Freud, S. (1991b). La interpretación de los sueños (segunda parte). Obras Completas. Tomo V. Buenos Aires: Amorrortu editores. (Texto original publicado en 1900-1901).

Freud, S. (1991c). La interpretación de los sueños (primera parte). Obras Completas. Tomo IV. Buenos Aires: Amorrortu editores. (Texto original publicado en 1900-1901).

Freud, S. (1991d). Conferencias de introducción al psicoanálisis (Partes I y II). Obras Completas. Tomo XV. Buenos Aires: Amorrortu editores. (Conferencias dictadas entre 1915-1916).

Freud, S. (1992a). El humor. Obras Completas. Tomo XXI. Buenos Aires: Amorrortu editores. (Texto original publicado en 1927).

Freud, S. (1992b). Fragmento de análisis de un caso de histeria. Obras Completas. Tomo VII. Buenos Aires: Amorrortu editores. (Texto original publicado en 1905).

Freud, S. (1994). Cinco conferencias sobre psicoanálisis. Obras Completas. Tomo XI. Buenos Aires: Amorrortu editores. (Texto original publicado en 1910).

Lacan, J. (2010). El seminario de Jacques Lacan. Libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Editorial Paidós. (Seminario dictado en 1964)

Leff, G. (2011). Juntos en la chimenea. La contratransferencia, las “mujeres analistas” y Lacan. Montevideo: Epeele.

Masotta, O. (1991). Lecciones de introducción al Psicoanálisis. México: Gedisa.

Milán, G. (2015). Guía para neuróticos: La parodia y el ejemplo en Slavoj Žižek. Ética y Cine Journal, 5 (1), pp. 29-35.

[1] El primer problema que se impone al momento de abordar el humor es la imprecisión de su definición. El humor puede ser definido como genio, jovialidad, agudeza, etc. “Humor”, “comicidad”, “parodia”, “ironía”, “chiste”, son términos utilizados muchas veces con poca precisión. En esta ocasión todas estas modalidades se incluirán bajo la categoría amplia de “humor”.

[2] Este trabajo es un avance de investigación del proyecto de tesis de maestría “La función del humor en la clínica psicoanalítica en el Uruguay: un estudio discursivo” (Maestría en Psicología Clínica-Universidad de la República). La investigación se desarrolla bajo la tutoría de la Dra. Ana María Fernández y la co-tutoría del Dr. Guillermo Milán y el Mag. Marcelo Novas.

[3] En todos los casos las negritas son nuestras.

[4] No queremos afirmar aquí que los ejemplos que Freud presenta respondan siempre a este tipo de funcionamiento, nos limitamos a afirmar esto únicamente en los dos ejemplos citados.

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